Hola aventureros.
Lo primero de todo es disculparnos por nuestra poca actividad esta semana en el blog, y en el mundo de blogger en general. Laura ha estado de viaje por tierras de Granada, y yo tengo que hacer en dos semanas lo que no he hecho en todo el curso, así que ando bastante apurada.
Pero no os preocupéis que ahora que Laura ha vuelto tendremos esto mucho más actualizado.
Ayer tenía que haber publicado el cuento, pero llegué muy tarde a casa y se me olvidó, así que aquí os lo dejo:
El verdadero valor del anillo
Hace mucho tiempo, un joven discípulo acudió a su maestro en
busca de ayuda.
Su gran preocupación era que sentía que no valía para nada y
que no hacía nada bien.Quería que los demás le valorasen más.
El maestro sin mirarlo, le replico: “Me encantaría poder
ayudarte pero en estos momentos estoy ocupado con mis propios quehaceres.
Quizás si me ayudases a solucionarlos podría acabarlos antes y ayudarte”.
El discípulo aceptó a regañadientes ya que de nuevo sintió
que sus preocupaciones eran poco valoradas.
El maestro le entregó un anillo que llevaba en el dedo y le
dijo: “Coge un caballo y cabalga hasta el mercado más cercano. Necesito que vendas este anillo para pagar una deuda.Y lo más importante es que trates de
conseguir la mayor suma posible pero no aceptes menos de una moneda de oro por
él”.
Y así el discípulo cabalgó hasta el mercado más cercano para
vender el anillo.
Empezó a ofrecer el anillo a diferentes mercaderes que
mostraban interés en él hasta que les decía el precio: una moneda de oro.
La mayor parte de los mercaderes se reían al escuchar la
suma, salvo uno de ellos que amablemente le indicó que una moneda de oro era
muy valiosa para darla a cambio del anillo.
Frustrado y cansado, el discípulo cabalgó de nuevo a casa
del maestro sabiendo que no había podido cumplir con el encargo que le había
hecho.
“Maestro, no he podido vender tu anillo por una moneda de
oro”, le dijo cabizbajo. “Como mucho ofrecían un par de monedas de plata, pero
no he podido convencer a nadie sobre el verdadero valor del anillo”.
“Tienes razón en algo”, le contestó el maestro. “Necesitamos
conocer el verdadero valor del anillo”. “Coge de nuevo el caballo y ve a
visitar al joyero del pueblo. Pregúntale por el verdadero valor del anillo. Y
sobre todo no se lo vendas”.
Y así cabalgó de nuevo hasta el joyero del pueblo quien,
tras examinar detenidamente el anillo, dictaminó que éste valía ¡58 monedas de
oro!.
“¿¿58 monedas de oro??” replicó el joven asombrado.
Y con esa buena noticia cabalgó de nuevo a devolverle el
anillo a su maestro.
El maestro, le pidió que se sentase y que escuchase lo que
tenía que decirle:
“Tu eres como este anillo: una joya única y valiosa. Y como
tal sólo puede evaluarte un experto. ¿Qué haces por la vida pretendiendo que
cualquiera descubra tu valor?”
Y hasta aquí este cuentito del viernes con aires de sábado. ¡A disfrutar del puente los que lo tengáis!
Siempre me gusta esta sección jejeje yo no tengo puente, tengo infierno xD que hay que estudiar jajajaja al menos es un día mas :(
ResponderEliminarBienvenida al club ;(
EliminarMenos mal que pronto llegan las navidades
Me gusto la entrada! y me gusta esta seccioón..
ResponderEliminarun beso
hola este pequeño cuento ya lo conocí, de hecho lo he usado en mis clases de español, es muy bonito chao
ResponderEliminarSí, sí... no sé qué pasa siempre a finales de año que no da tiempo a nada, maravilloso cuento que rescatáis en esta ocasión. Un beso, chicas :)
ResponderEliminarQué curioso ^^ Gracias guapa<3
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